Cómo mantenerse a salvo del humo de los incendios forestales
Noah Berger/Associated Press
En todo el país, los incendios forestales destruyeron aproximadamente 8,6 millones de acres en 2018, sus impactos no se limitaron a las comunidades que destruían en su paso. El humo nocivo que se produce cuando se queman los árboles y otros materiales orgánicos puede viajar cientos o miles de millas y tienen consecuencias para la calidad del aire a largo plazo.
“Las regiones que producen más humo son el suroeste y el noroeste de las Montañas Rocosas”, dice Emily Fischer, una científica atmosférica de la Universidad Estatal de Colorado en Fort Collins, que ha realizado investigaciones sobre la composición del humo de los incendios forestales. “Pero también el noreste, el litoral del Atlántico medio y el sureste se ven afectados frecuentemente por el humo de las regiones occidentales”.
La actividad de los incendios, particularmente en el suroeste y el noroeste del Pacífico, ha aumentado en las últimas décadas. Esto se debe en parte a que los períodos secos que afectan a los bosques occidentales son más largos y cálidos, lo que hace que sean más susceptibles a los incendios forestales. Un estudio encontró que desde el año 2000, cada año tiene un promedio de nueve días más de alto potencial de incendio en los bosques del oeste de los Estados Unidos.
“Los efectos del cambio climático continuaran”, y es probable que aumente la intensidad y la frecuencia de los incendios forestales (entre otros eventos climáticos extremos) en el futuro, dice Kim Knowlton, subdirectora del Centro de Ciencias del NRDC. Más incendios significa más humo y más riesgos para la salud respiratoria, por lo que es esencial para todos nosotros comprender los riesgos y reducir nuestra exposición al humo.
Reconoce quién es más vulnerable.
La exposición a corto plazo al humo de los incendios forestales no suele suponer un riesgo grave para los adultos sanos. Estos pueden experimentar ardor en los ojos, secreción nasal, tos, sibilancias o dificultad para respirar. Pero los jóvenes y los ancianos pueden enfrentar consecuencias más serias debido a las partículas finas contenidas en la compleja mezcla de gases que forman el humo de los incendios forestales. Esta combinación también puede tener efectos potencialmente negativos en un feto en desarrollo, por lo que las mujeres embarazadas también tienen un mayor riesgo.
Los niños son especialmente susceptibles porque sus sistemas respiratorios aún están en desarrollo, dice Naveena Bobba, directora de Preparación y Respuesta de Salud Pública ante Emergencias en el Departamento de Salud Pública de San Francisco (SFDPH, por sus siglas en inglés). La materia particulada de menos de 2,5 micrómetros de diámetro, comúnmente llamada PM2,5, puede penetrar profundamente en los pulmones y dañar o destruir el tejido delicado.
Cualquier persona con enfermedad cardíaca o pulmonar, como angina de pecho, enfermedad cardíaca isquémica o asma, también debe tener un cuidado especial frente a la contaminación de humo ocasionada por los incendios forestales, ya que la exposición puede desencadenar palpitaciones, dificultad para respirar y otros síntomas. Estas condiciones son particularmente prevalentes entre los ancianos y entre las personas con diabetes, que tienen una mayor probabilidad de enfermedad cardiovascular subyacente que los no diabéticos. “Durante la temporada de incendios forestales, asegúrate de tener los medicamentos a tu alcance”, dice Bobba
NASA
Monitoree la calidad del aire local.
El humo de los incendios forestales puede persistir durante días, y solo porque el aire se ve claro no significa que lo está. Para mantener un registro de la calidad del aire en tu área, visita el sitio web de AirNow mantenido por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés). Las medidas de la calidad del aire se actualizan cada hora para las comunidades de los Estados Unidos y Puerto Rico, además de proveer pronósticos de las condiciones del aire para el día siguiente.
AirNow utiliza un sistema de seis niveles codificado por colores para transmitir los niveles de ozono y partículas en todo el mapa, con áreas sin riesgo que aparecen en verde y aquellas en extremo peligro en color morado oscuro. La EPA indica quienes están en riesgo en cada nivel de calidad del aire, por lo que es fácil saber cuándo debes tomar precauciones y cuando estas fuera de peligro.
Protege el aire interior.
Cuando el humo reduce la calidad del aire exterior, permanecer adentro y proteger el aire de tu hogar es aún más importante de lo habitual.
Bobba recomienda mantener las ventanas y los conductos de ventilación cerrados, reemplazar los filtros de los acondicionadores de aire y los sistemas de filtración de aire de manera rutinaria. El Departamento de Energía de los EE. UU. (DOE, por sus siglas en inglés) recomienda cambiar a un filtro nuevo cada mes o dos cuando el acondicionador de aire esté en uso constante; si alguien en tu casa tiene asma, una regla general es cambiar tu filtro cada seis semanas. (Ventaja: la eliminación de un filtro viejo y obstruido no solo mejora la calidad del aire; también puede reducir el consumo de energía de un sistema de aire acondicionado hasta en un 15 por ciento). “Si colocas una unidad de ventana, asegúrate de que este en el ajuste de recirculación (“cool”, en lugar de “fan”), pues así no está trayendo aire del exterior”, dice Bobba. Hay evidencia de que colocar filtros HEPA independientes en cada habitación mejora la calidad del aire interior, pero son costosos, por lo tanto puede que no sean una opción para todos.
Si tienes hijos, cámbiate la ropa y la de ellos apenas entren al hogar los días con una calidad de aire especialmente pobre. Como señala el Hospital Infantil de Colorado (Children´s Hospital Colorado) en su sitio web, “los niños querrán estar cerca de ti y podrían inhalar la materia de partícula que se desprende de tu ropa, especialmente si trabajas al aire libre”.
Eric Risberg/Associated Press
Consigue una máscara
Cuando salgas a la calle en un día en que la calidad del aire este en niveles insalubres, usa un respirador para partículas, el tipo de máscara que recomiendan los médicos, enfermeras y otros profesionales médicos. Si estas comprando una, asegúrate de que tenga impreso “NIOSH” (que significa Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional), “N95” o “P100”, que tenga dos correas y se ajuste sobre tu nariz y debajo de tu barbilla, sellando fuertemente tu rostro. La EPA y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) ofrecen más información sobre cómo elegir y usar una máscara.
Las ferreterías y las tiendas de reparación de viviendas, así como las farmacias, suelen vender máscaras. “Estos lugares tienen su mercancía limitada”, dice Knowlton de NRDC. “Así que, si vives en un área propensa a incendios, compra varias máscaras”.
Bobba señala que las máscaras no funcionan para todos. Una persona con barba, por ejemplo, podría tener dificultades en obtener un sello hermético. Además, dice, “no hay máscaras para niños; las máscaras de N95 fueron hechas para adultos”. El tamaño más pequeño para adultos podría adaptarse a algunos niños, pero como no fueron diseñados para los niños, ella no recomienda confiar en ellos. En cambio, los padres y cuidadores pueden aprovechar los lugares públicos con buenos sistemas de ventilación cuando necesiten salir de la casa. Tal como lo harias en un día caluroso, visita la biblioteca, lleva a tus hijos a correr por el centro comercial, o vayan al cine o a cualquier otro lugar que tenga un sistema de aire acondicionado.
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